«La legalización de la eutanasia es el camino más rápido, pero no el mejor»

(ABC, 23 de febrero de 2005). El catedrático de la Universidad de Comillas Marciano Vidal es el ponente que esta tarde impartirá la conferencia «La eutanasia: un desafío ético», dentro del Aula de Cultura de ABC, de la Fundación Vocento, en el Centro Cultural de Círculo de Lectores (Calle O´Donnell, 10, en Madrid).

-¿Qué opina de la eutanasia?
-Estoy a favor del valor de la vida humana y el derecho a morir con dignidad. Por esta razón, hay que oponerse a la «obstinación terapéutica», a prolongar la vida humana mediante técnicas de reanimación más allá de lo debido. La eutanasia no es lo mismo que el derecho a morir dignamente. Estando a favor de este derecho, no puedo tener la misma actitud ante la eutanasia.

-El tema vuelve a estar «de moda» tras la película «Mar adentro»...
-Los interrogantes éticos en relación con el final de la existencia humana no están de moda por una película; son de siempre.

-¿Qué razones pueden impulsar a una persona a querer que se termine con su vida?
-Creo que difícilmente se podrá formular con precisión lo que pasa por el interior de la persona que toma tal decisión. Se puede sospechar que lo que pide no es «desaparecer», sino que «desaparezcan» las causas que están creando una situación «inaguantable». El mensaje no es «maténme», sino «ayúdenme» a salir de este foso. No quiero negar que pueda haber personas que busquen la eutanasia con lucidez. Sospecho, sin embargo, que ésta se da cuando esas personas todavía no padecen el deterioro terminal.

-¿Qué consecuencias traería la legalización de la eutanasia?
-Hoy existe la tendencia a solucionar los problemas por la vía más rápida. La legalización es el camino más rápido, pero no el mejor. Un ordenamiento jurídico que legalice la eutanasia no soluciona los interrogantes planteados en torno al morir. En este caso, la ley permisiva aumenta los problemas, sin olvidar los usos inhumanos que podrían derivarse. Y lo peor es el descrédito que se origina en relación con la vida más débil y necesitada de protección. En lugar de legalizar la eutanasia, hay que formular instrumentos legales que posibiliten el ejercicio del derecho a morir dignamente. Una solución es llevar adelante el «Documento de voluntades anticipadas», existente ya en algunas Comunidades autónomas y en fase de incorporación a la legislación del Estado. Hoy, en nuestra sociedad envejecida, los enfermos en su fase última constituyen uno de los colectivos de las personas más débiles que requieren la atención del Estado.