(Zenit, 2 de octubre de 2007)
Un estudio publicado por un médico de gran
prestigio en Italia demuestra que Juan Pablo II no pidió la eutanasia.
El
documento ha sido publicado en la agencia
Zenit por el doctor Renzo Puccetti, especialista en Medicina
Interna y secretario del Comisión «Ciencia y Vida» de Pisa-Livorno (Cf.
Juan Pablo II
no pidió la eutanasia. Hablan las pruebas).
Contradice punto por
punto al artículo publicado por la doctora italiana Lina Pavanelli, médica
anestesista, en la revista italiana «MicroMega» (5/07) con el título «La dulce
muerte de Karol Wojtyla», que ha tenido impacto entre órganos informativos de
varios continentes.
El estudio de la doctora
Pavanelli ha sido atribuido por el cardenal Javier Lozano
Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, a una
campaña de opinión pública a favor de la eutanasia.
En su estudio, el
doctor Puccetti desmonta la acusación más grave de Pavanelli para quien en sus
últimos dos meses de vida Juan Pablo II no fue suficientemente alimentado,
provocando de este modo una fragilidad que le provocó la muerte.
La
autora, que nunca atendió a Juan Pablo II y que fundamenta su estudio en
documentos encontrados por Internet o publicados, considera que si los médicos
no alimentaron suficientemente al Papa de manera artificial la única razón
plausible es una hipotética petición del Santo Padre para que le dejaran
morir.
La conclusión del estudio de la doctora es categórica: la Iglesia
predica la defensa de la vida contra la eutanasia, pero sus pastores, comenzando
por Juan Pablo II, actúan hipócritamente, pidiendo la
eutanasia.
Documentos en la mano, el doctor Puccetti demuestra que dos
meses antes de morir Juan Pablo II se alimentó naturalmente, motivo por el cual
no tuvo necesidad de una sonda nasogástrica.
El estudio constata que los
médicos introdujeron al Papa esta sonda el lunes santo, es decir desde el 21 de
marzo, cuando la consideraron necesaria, y recuerda que se le retiró --como es
lógico-- en los breves momentos en los que saludó a los fieles desde su ventana,
algo que no acarreaba consecuencias significativas.
Cuando su aparición
pública fue más larga, en el Vía Crucis del Viernes Santo, las cámaras de
televisión le enfocaron de espaldas, precisamente para no mostrar la
sonda.
Por último, el doctor Puccetti muestra cómo la doctora manipula el
término «eutanasia», entendiéndolo como la omisión de toda terapia que pueda
ayudar a salvar o promover la vida. Según
esta visión, lo contrario de la eutanasia sería necesariamente el
«encarnizamiento terapéutico», algo que no comparte la
Iglesia.