"El trabajo con los enfermos de paliativos es una lucha diaria contra el sufrimiento"

(ALBA, 11 de julio de 2008)

"El día que nos enviaron aquí nos tocó la lotería", asegura Luis, des de la cama de su habitación en Laguna. Ésta es la valoración más autorizada del centro: la de los enfermos. Esto no deja de ser un hospital, pero parece un hotel", añade. Llegó del hospital 12 de Octubre en junio. Tiene un cáncer de colon desde 2003, ahora ya en estado avanzado, y a pesar de lo dura que es la batalla con la enfermedad, asegura que la experiencia en Laguna "es una cosa fuera de serie". Su mujer, Encarnación, cuenta también que en estas circunstancias se agradece especialmente el cuidado en el trato: "Le miman ‘que para qué', y a mí también", cuenta. Además de su fe, Luis tiene muy claro cuál es su principal apoyo: "Mi mujer y mis hijos", responde emocionado, sin dudarlo, cuando se le pregunta.

Sí encuentran un sentido

Mientras hay quien pone en cuestión si la vida tiene sentido en etapas tan dolorosas corno las que atraviesan los pacientes de cuidados paliativos, uno de los doctores que los atiende en Laguna explica a ALBA que es precisamente en esas circunstancias cuando muchos encuentran un sentido más profundo a su existencia. "Me asombro cada día al ver que muchos enfermos y familias encuentran una plenitud de sentido, una profundidad y una riqueza, en estas situaciones, que no habían tenido nunca", explica a ALBA el doctor Carlos Centeno, consultor de medicina paliativa de la Clínica Universitaria de Navarra y asesor médico de Laguna. Este especialista trata con pacientes en la última fase de su enfermedad todos los días, y asegura que los casos de quienes piden que llegue el final son muy contados. "El problema surge si el paciente se ve sin solución. Pero tenemos solución y podemos explicárselo. A él ya no es tanto la curación lo que le agobia, sino el deterioro físico, la sensación de abandono, la incomunicación, el desánimo, la depresión... Pero tenemos algo para aliviar todo eso. El problema es que el sufrimiento llegue al extremo, al callejón sin salida. ¡Saquemos del callejón al paciente, y ofrezcámosle lo que podemos, que tenemos muchas cosas para él! -dice enérgico-. Cuando le explicas lo que podemos hacer por todo eso que le preocupa, él, por toda discusión filosófica y conclusión, termina diciéndote ‘Bueno, vale'. Y se ha acabado. La gente quiere vivir, no quiere morir... más que si sufre de un modo inhumano, extremo. Eso es distinto, pero no queremos morir". El especialista en paliativos explica que estos enfermos necesitan una atención muy personal: "Cada uno necesita sus tiempo. Y también atención psicológica. Esta mañana he visitado a tres. Una está cerca de fallecer, y está muy tranquila. Está sufriendo la gente de alrededor, que también necesita atención. Otro, según hemos entrado, nos ha dicho: ‘Yo creo que voy más para detrás que para delante'. Con este paciente hay que sentarse. Otro decía: ‘Noto que me falta aire'. Y sí, un pulmón está ventilando peor. Vamos a hacer una radiografía para ver si hay que ponerle un tratamiento sintomático, para que no se agobie. De tres pacientes, uno necesitaba atención a su familia, otro sentarse a su lado, otro el alivio de un tratamiento. Lleva mucho tiempo dar la atención adecuada".

Y los familiares reciben también la atención del personal de Laguna, ya que entienden que si el cuidador principal se encuentra con fuerzas, redundará en beneficio del paciente.

Aunque para muchos el encuentro con el dolor es una oportunidad de crecimiento interior que abre grandes horizontes a su existencia, para los médicos ése es precisamente ‘su principal enemigo'. "Nuestro trabajo es una lucha diaria contra el dolor. Para nosotros es el enemigo a batir. El dolor es tu trabajo, en lo que te tienes que emplear a fondo. Tienes que estar muy abierto y ser muy respetuoso y, si se puede, quitarlo, claro, tenga o no sentido para esa persona", explica el doctor. En su lucha contra ese duro enemigo, nos preguntamos cómo consiguen que, en ocasiones, no les venza también a ellos. "Hay que tener capacidad de conmoverse -opina-. Eso supone poner en funcionamiento lo mejor que tú tienes, la parte más noble de ti mismo, por lo que no se vive como algo negativo, aunque se sufra. A veces sufrimos, pero para aliviar a otro, por eso el balance siempre es positivo. Y nos vamos a casa más llenos de lo que hemos venido, aunque hayamos llorado"

Lo más importante, el enfermo

La necesidad de servicios de cuidados paliativos es cada vez mayor. Según explica a ALBA el director de Laguna, Víctor Yuste, en el último año ha habido un importante repunte de la demanda, pero ésta no es precisamente una ‘oportunidad de negocio' para la iniciativa privada. "Este hospital no está hecho para ganar dinero. Esto es un acto de entrega a una necesidad social, de generosidad de muchos, incluso los profesionales, que si quisieran ganar dinero, apostarían por otros campos". La titular del Hospital Centro de Cuidados Laguna es la Fundación Vianorte-Laguna, entidad benéfico-asistencial sin ánimo de lucro, cuyos fines son promover centros sanitarios y desarrollar programas e iniciativas que sirvan de apoyo a las personas en situación de dependencia en el ámbito sanitario y social. "Laguna está al alcance de cualquier bolsillo -explica Víctor Yuste-. Además del servicio privado, gracias al concierto con la Comunidad de Madrid, el Servicio Madrileño de Salud está derivando pacientes del sistema público". Estos pacientes encuentran en el hospital un trato muy humano, con el que según el director se intenta transmitir un mensaje: "En Laguna hay ‘algo más'. Además del mejor tratamiento médico, tratamos de ver en el paciente al ser humano, tratarle con cariño y respeto. Queremos transmitir que los enfermos sí nos importan, a nosotros y a la sociedad" explica. "Y cuidamos también la atención espiritual porque el paciente es cuerpo y alma y lo necesita. El centro sigue la orientación católica, pero presta asistencia religiosa de cualquier confesión", aclara Yuste.

El proyecto Laguna se inició en 2002 con motivo del centenario del nacimiento de san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. El capellán, D. José Ruiz, considera que la espiritual es una parte clave de la atención al enfermo: "La convicción de que Dios escucha sus oraciones hace que el organismo se serene. Y aquí ha habido milagros. Hemos visto evoluciones anímicas y espirituales imprevisibles, de personas que han cambiado con oración y cercanía, porque aquí se reza. En la misa diaria pedimos por los enfermos", cuenta.