|
|
 |
(Aceprensa , 9 de diciembre de 2008)
La comisión mantiene que no existe un
"derecho a morir", exigible ante la sociedad, que justificaría el
suicidio asistido (proporcionando un producto letal) o la eutanasia
(gesto activo para dar la muerte a petición de un paciente).
En Francia existe desde 2005 una ley sobre el fin de la vida,
también conocida como ley Leonetti por haber sido preparada bajo su
inspiración. La ley reconoce el derecho del paciente a rehusar
tratamientos considerados ya inútiles, prevé el "testamento vital",
admite tratar el dolor con riesgo de acortar la vida, y establece la
obligación de crear camas para cuidados paliativos en los hospitales.
Pero no reconoce la eutanasia.
En los últimos años, hubo algunos
casos que conmocionaron a la opinión pública, como el de Chantal
Sébire, una enferma a la que un cáncer deformaba la cara. Sébire
solicitó sin éxito la eutanasia, y después se suicidó.
A raíz de este caso se creó la comisión presidida por Leonetti, para
evaluar la aplicación de la ley de 2005. Estaba formada por cuatro
parlamentarios de distintos partidos, que escucharon el testimonio de
58 personas y visitaron cuatro países (Gran Bretaña, Holanda, Bélgica y
Suiza) para estudiar su experiencia.
Una parte del informe de la
comisión se dedica, en cuarenta páginas muy argumentadas, a examinar
los fundamentos éticos y psicológicos de la reivindicación del "derecho
a morir", así como sus previsibles consecuencias sobre la sociedad, la
justicia y la medicina.
Hace notar especialmente que la
eutanasia o el suicido asistido no son una prolongación de los cuidados
paliativos, sino que pertenecen a otra lógica y que minarían la
relación esencial de confianza entre el médico y el enfermo.
En
vez de admitir un derecho a morir, la comisión Leonetti preconiza dar a
conocer mejor, a pacientes y médicos, las posibilidades de la ley de
2005 que, a su juicio, permite abordar las situaciones trágicas.
Propone
precisar en el Código de Deontología Médica el modo de aplicar una
sedación terminal cuando se han abandonado los tratamientos activos y
el enfermo está inconsciente. Esto permitiría evitar las agonías
dolorosas.
Como las situaciones de fin de la vida pueden
provocar incomprensiones entre las familias y los profesionales
sanitarios, la comisión propone crear en cada departamento un médico de
referencia en cuidados paliativos, que podría mediar en estas
situaciones complejas.
También preconiza reconocer un permiso
laboral para el acompañamiento, a domicilio, de un familiar en
situación terminal. Este permiso de 15 días podría ser remunerado por
el seguro de enfermedad, aunque la incertidumbre sobre el coste de la
medida aconsejaría hacer un estudio previo.
Los diputados
sugieren también crear un Observatorio de las prácticas médicas del fin
de la vida, para conocer mejor las condiciones en que mueren los
enfermos. Y recomienda, como ya hacía la ley de 2005, reforzar la
formación de los médicos en los cuidados paliativos.
¿La última libertad?
En
Francia, como en otros países, el debate sobre la legalización de la
eutanasia es relanzado periódicamente a raíz de casos límite, que
conmueven a la opinión pública y se instrumentalizan para reclamar un
derecho a una "muerte digna". Estos casos no justifican un cambio en la
legislación, afirma Axel Kahn en un libro que acaba de publicar, ¿La última libertad?
(Ed. Plon). Kahn es un científico genetista, que formó parte de 1992 a
2004 del Comité consultivo nacional de ética, y que ahora es presidente
de la Universidad París Descartes.
Kahn piensa que la ley
francesa de 2005 ha conseguido un buen equilibrio, el mejor actual en
Europa en este campo. A Kahn, que es agnóstico, le molesta que este
debate se presente como si fuera una lucha entre librepensadores y
creyentes, cuando hay razones no religiosas para rechazar la eutanasia.
Se muestra particularmente crítico con la Asociación por el derecho a
morir con dignidad (ADMD), a la que reprocha el uso que hace de esa
palabra. El error sería creer que ella "representaría la parte
ilustrada de la opinión que, apoyada por la prensa más valiente,
levantaría la capa de plomo de las hipocresías nacionales.
Axel
Khan piensa que una modificación de la ley actual tendría el riesgo de
llevar a Fracia por la pendiente resbalzadiza de Holanda, cuya
evolución le parece "espantosa".
|
|
|
|